Las playas de Uruguay son un atractivo turístico de reconocimiento internacional. La belleza natural preservada de sus playas se une al encanto particular del ambiente amable del país.
Desde Montevideo hasta La Coronilla, innumerables balnearios se suceden en una costa atlántica que presenta múltiples paisajes. Siempre de arenas blancas, las playas del sur tienen un paisaje arbolado de mar calmo. Esto cambia abruptamente al traspasar la península de Punta del Este, cuando las dunas a mar abierto se suceden hasta el límite con Brasil.
Muy cercano a Montevideo encontramos el primer centro balneario formado por la localidad balnearia de Atlántida a la que la suceden numerosas playas de menor afluencia turística pero de gran belleza. Estas son: Solís, Bella Vista, Las Flores, Playa Verde, Playa Hermosa y Playa Grande. Siguiendo hacia el norte encontraremos la ciudad de Piriápolis al pie del cerro San Antonio, en su cercanía también se encuentra Punta fría, Punta Colorada y Punta negra.
Unos kilómetros al norte comienza el área de cercanías de Punta del Este. Primero llegaremos a Punta Ballena, luego recorreremos las paradas de la larga playa Mansa hasta llegar a la céntrica península. Al traspasar la ciudad el paisaje suma grandes dunas de arena blanca en la llamada "Playa Brava" y el famoso puente ondulado que conecta con La Barra y con sus reconocidos balnearios como Solanas o Montoya.
Siguiendo hacia el norte encontramos el exclusivo balneario de chacras, José Ignacio, última parada dentro del departamento de Maldonado.
En el departamento de Rocha, que continúa hasta el límite con Brasil, encontramos primero a La Paloma con sus múltiples alternativas de playas mansas y bravas y la famosa playa en pendiente abrupta llamada "La balconada".
Otra belleza natural preservada en cuanto a su medio ambiente natural y su vida tranquila es La Pedrera, unos kilómetros al norte. Un paisaje pleno de palmeras cercano a la laguna de Castillos.
Punta del Diablo es reconocida por mantenerse como suspendida en el tiempo al igual que Valizas. No posee luz eléctrica y la mayoría de su aojamiento no tiene puertas sino ondulantes cortinas. Una postal de relax y descanso, contrapunto de la cosmopolita Punta del este.
Finalmente, y antes de llegar a La Coronilla, en el límite con Brasil, encontramos El Parque natural Cabo Polonio. Sus playas únicas rodeadas por puntas rocosas y el maravilloso espectáculo de las dunas móviles son más que un motivo para visitarlo.
Varias son las formas de acceder a este atractivo, agreste, rústico y acogedor balneario; pero ninguna de ellas incluye una ruta o camino convencional. El ingreso se hace en el kilómetro 264.5 de la Ruta 10, recorriendo luego diez kilómetros. Si bien el turista no puede acceder al balneario con un vehículo 4x4, se recomienda utilizar algunos de los servicios que se ofrecen en el acceso que está sobre la ruta 10 para ayudar a preservar el lugar.
Su personalidad rústica, sostenida en un ambiente sin calles, luz eléctrica, teléfono o agua corriente, refuerza la presencia soberana de la naturaleza. El Cabo Polonio se erige como una reserva natural de indiscutible belleza. Integra el Sistema de Áreas Protegidas como Parque Nacional desde julio de 2009.