Montevideo se abre generosa a los visitantes que quieren conocerla y recorrerla.
Montevideo es la capital de la buena gente, una ciudad que enseña a vivir. Es una ciudad sobre el Río de la Plata, que creció mirando al mar, con una rambla infinita que parece no tener fin.
La mejor forma de conocer a la ciudad es caminando para contemplarla desde la costa.
Entre el antiguo puerto y el coqueto barrio de Carrasco y aún más allá, la extensa costanera es el eje desde el cual suben las calles para perderse en el misterio.
Es el corazón histórico se encuentra la Ciudad Vieja, ubicada en la angosta península que está rodeada por el mar. Sus callejuelas son ideales para caminarlas y perderse en ellas, entre casas antiguas, librerías, bares pintorescos y museos de todo tipo.
Se puede comenzar a caminar desde la plaza Independencia para contemplar las joyas arquitectónicas de Montevideo, como el Palacio Salvo y el Palacio Barolo. Desde allí se sigue por la peatonal Sarandí, pasando por el Museo Joaquín Torres García, la librería Puro Verso, y el Museo Gurvich.
Junto a la plaza Zabala, se puede ver una mansión cargada de misterio como el Palacio Taranco, con sus muebles antiguos y lujosos.
La Feria de Tristán Narvaja es la cara medieval de Montevideo. Es una feria al aire libre se extiende todos los domingos, a lo largo de la calle Tristán Narvaja y sus adyacencias Es apasionante recorrer los pintorescos puestos donde se pueden contrar libros y discos antiguos y también se pueden encontrar frutas, verduras, animales domésticos, quesos, embutidos.
En plena Ciudad Vieja, encontramos el Mercado del Puerto que es el sitio gastronómico por excelencia de la ciudad, tan concurrido. Las parrillas al paso preparan la mejor carne y las más sabrosas achuras a la vista del público.
Avenida18 de Julio es una tradicional avenida céntrica del corazón de la capital, ideal para caminarla y descansar en las hermossas plazas.
Uno de los barrios mas glamorosos, es Pocitos, ubicado junto al mar, donde se puede respirar aire puro junto a edificios señoriales, los árboles frondosos y los comercios elegantes. Es el refugio de la clase media alta, y uno de los imanes del turismo, rodeado de restaurantes de moda.